jueves, octubre 28, 2010

Loco de la calle (3)

Dicen que cuando todo va mal nos agarramos a cualquier cosa, incluso a un clavo ardiendo. Habitualmente ese clavo ardiendo suele ser dios. Pero cuando eres un ateo empedernido como yo, no te queda más remedio que creer en la gente. Por desgracia, o no, soy también un romántico empedernido, creo en ese concepto del amor. Caso error. Especialmente cuando te enamoras.

El enamorarse es bonito cuando el sentimiento es recíproco. Sin embargo, cuando es uno el del sentimiento...cuando es uno el del sentimiento todo se vuelve gris y oscuro, o dicho vulgarmente, todo se vuelve una enorme mierda. Y siguiendo por aquí es dónde llegas a la gran incógnita ¿Merece la pena? Lo más racional sería decir "No, no merece la pena". Pero ¿y si mereciese la pena? Llegar hasta el fin del camino, a pesar de los obstaculos, a pesar de las caídas, a pesar de los fracasos, a pesar de todo esto, nos enseña que igual si merece la pena.

Lo único cierto por ahora es que sigo enamorado, y que esa persona, que igual ahora mismo estará leyendo esto, debería saber que yo valgo mucho más de lo que ella piensa. No seré guapo, no tendré coche, ni dinero, y posiblemente esté un poco trastornado pero nadie nunca podra darle lo que yo le ofrezco. Porque yo ofrezco cosas que no todo el mundo está dispuesto a ofrecer. Yo cuando amo, amo al momento, y eso quiere decir que no hay instante en que no ame a esa persona. Yo cuando amo, no amo por ser amado, si no porque amar es lo único que me mueve. Yo cuando amo, protejo lo que amo a capa y espada, sin miedo a enfrentarme a aquello de lo que protejo. Yo cuando amo, hago ver e intento que me hagan ver, y no todo el mundo está dispuesto a eso, no todo el mundo está dispuesto a intentar conformarse en un solo ser, en una sola naranja, ya me entiendes. Yo cuando amo, hago el amor, porque es la mayor expresión de lo que siento. Y cómo no, yo cuando amo sufro, porque si no sufriera, sólo sería otra cosa más de este mediocre mundo.

Sin embargo, aquí estoy, en compañía de esa eterna amiga mía llamada soledad, que me augura un futuro al lado de ella...

martes, octubre 26, 2010

Hay peores cárceles que las palabras

Lástima que esas últimas líneas fueran escritas con tinta y no con sangre. Al menos hubiera sabido que es sangrar de verdad, y no sangrar por dentro que es muy diferente. Aunque siempre nos quedará esto, esta prisión en la que me retienen las palabras. Esos símbolos que se refieren a cosas, a conceptos, a todo. Siendo preso de ellas soy libre de muchas otras cosas, aunque se me priven otras tantas que anhelo conseguir. Pero como leí una vez en algún manuscrito de esos que leo yo, hay peores cárceles que las palabras.

domingo, octubre 24, 2010

Para una persona especial

Yo soy aquel estúpido que llora por las noches porque no es capaz de ser esa persona que llena tu vida. El mismo que una vez pensó que podría hacerlo y que se ha planteado tirar la toalla. A pesar de ellos, no lo hago. Quizá porque eres de las pocas cosas en el mundo que considera importante. ¿Será por eso que sufro?. Sufro porque cuando te veo mal, no soy capaz de sacarte de ese pozo en el que te encuentras. Claro que eso sólo puede hacerlo quien puede y yo no puedo. Sufro porque sé nunca seré para ti nada más que algo más de todas las cosas que hay en tu vida y porque sé que nunca llegaré a ser para ti, lo que tú eres para mí. Sufro por impotencia, por desafección, por estupidez humana. Sufro por ti y sé que eso no es bueno, ni para ti, ni para mí. Ojalá pudieras ver en mí lo que yo veo en ti, ojalá pudiera tener yo el mismo poder sobre ti que tú tienes sobre mí. Con una sonrisa ya eres capaz de alegrarme el día. Debe ser porque soy algo idiota, demasiado enamoradizo. A veces sorprendo mirando fotos en las que tu sales y sonrío sin saber por qué. Lo cierto, es que mucha habla de la dignidad, del orgullo, entre esa gente, yo, y luego soy demasiado vulnerable como para tener eso. A veces me odio por quererte, por eso mismo de la dignidad y el orgullo. Qué se le va a hacer. Soy humano al fin y al cabo. Querría darte el mismo cielo, pero lo cierto es que no soy nada más que lo que soy. Al menos no podrás quejarte de que no fui sincero. En fin, mejor haber querido que nunca haberlo hecho ¿no? Creo que callaré, es lo mejor. Así que aquí me despido. Hasta otra.

He muerto

- He muerto, yo mismo me he matado. Después de tanto tiempo en coma, he decidido desenchufarme. Lo cierto es que, aun hablando metafóricamente, no puedo estar menos equivocado en ello.
- Deja las drogas. ¿Por qué dices eso?
- Porque es la verdad. Llevo ya tiempo sin existir. He muerto. Todo tiene una explicación, o al menos, creo tenerla.
- Ah si? ¿Cual es?
- ¿No te ha pasado alguna vez que has perdido el sentido de tu existencia? ¿Qué has dejado de creer como creías en tus convicciones, en tus valores y que por ello los pones en duda?
- No.
- Pues es algo que no le deseo a nadie. Te haces mierda con el tiempo. Buscas el porque en cosas de fuera, cuando el problema está en tú interior. Y no es una simple sensación de vacío, es mucho peor. Sientes que poco a poco tu vida tiene cada vez menos sentido, acabas siendo como un cuerpo en descomposición. Y sientes que no puedes salir, y todo es porque, de repente, un día, sin darte cuenta, has empezado a dudar de tu propia existencia, porque dudar de tus valores, y de tus convicciones es eso, es dudar de si estás haciendo las cosas cómo tu querrías.
- ¿Y ahora qué? ¿Resucitarás?
- No. No hay resurrección, ahora hay que reinventarse, volver a nacer y plantearse otros motivos por los que merece la pena seguir persiguiendo esos valores, esas convicciones.
- Empezar de cero vamos...
- Exacto, reinventarse o morir.

jueves, octubre 21, 2010

Resacón

- La única verdad es que el amor apesta.
- Si, si, totalmente de acuerdo.
- Es más...te lo podría resumir poniendo de ejemplo una noche de borrachera.
- Ah si?
- Claro. Mira al principio de la borrachera todo es maravilloso, sientes que flotas en el aire, es como estar extasiado, y sobre todo te sientes tan fuerte que nadie te puede tocar. Es una sensación maravillosa, pero a medida que avanza la noche y la borrachera, te va dando un bajón.
- ¿Y qué pasa cuando se acaba la relación?
- Cuando se acaba te queda soportar la resaca....