lunes, junio 21, 2010

Desvaríos de un trastornado (5)

- Vives en una realidad paralela. No te das cuenta. ¿Qué es lo que te pasa?
- A mí no me pasa nada.
- Llevas una temporadita extraña, parece que todo te dé igual, y ya no sé si esto es lo mismo.
- No me da igual.
- Demuestralo pues.
- ¿Cómo?
- ¿Cómo? ¿Pero eres idiota?
- No soy idiota.
- Pues lo parece. Esto lo deberías saber tú.
- Yo lo único que sé es que no sé nada.
- buf...es que eres gilipollas...
- No soy gilipollas. Reconozco estar algo perdido. Soy humano. La vida no es una jolgorio y risas. Hay cosas malas, hay momento en...
- ...que te sientes una mierda y bla, bla, bla...
- Si. ¿Por qué eres así conmigo?
- Es que ya no me valen tu excusas
- No es una excusa es una realidad.
- ¿Pero tu te oyes?
- Si si me oigo. ¿Qué pasa? Ya basta. No quiero discutir más. Seré un fracasado pero...
- ..y sigue.
- ...pero sé que puedo hacer las cosas bien.
- Pues hazlas.
- Pero necesito confianza.
- Pues se te acaba el tiempo.

El chico miraba al horizonte con la mirada perdida, sin saber que se le pasaba por la mente a su chica ya casi resignada a buscar algo que parecía no existir. Él no era capaz de ver eso. Él sólo sabía que los dos estaban en una situación muy delicada. Estaba inundado de un pesimismo atroz que le impedía actuar y cuando llegó a casa empezó de nuevo su llanto. Y así pasó la noche, y así pasó el día siguiente, llorando y llorando sin actuar, totalmente anulado. ¿Pero que le pasaba? ¿Por qué no era capaz de actuar? ¿A caso ella no merecía la pena? Había perdido la confianza. ¿De quién? ¿De ella...o de él mismo?

Uno de esos días se percató, no de sus inumerables errores, si no de su estúpidez alargada. ¿Cómo podía haber estado tan ciego? El mayor probela no era que se hubiera anulado como persona, no era que estuviera deprimido, no era que estuviera a punto de perder lo que más quería en esta vida. Su mayor problema es que él mismo, pensando y pensando, se había perdido, y ahora de nuevo, se había encontrado. Como por arte de magia, como el ave feniz cuando resurge de sus cenizas, él había resucitado de su largo letargo. Ahora que aun estando invadido de dudas, empezaba a ver la luz, se preguntaba si ya no era ya demasiado tarde para volver a su vida anterior.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Soñaba el ciego que veía, y soñaba lo que quería.