viernes, enero 07, 2011

Eres fuerte, y lo sabes.

‘’ …hay que disfrutar del presente y aprovecharlo porque mañana, quien sabe, será otro día, completa e irremediablemente diferente al de hoy.’’ …así acababa el relato de la semana del periódico que había encontrado…donde? Ojalá lo hubiese encontrado allá al lado de la puerta de su bonita casa, o en un quiosco cercano al centro. Pero no. Era uno de los que la gente tiraba cuando ya lo había leído, y estaba allí, en el basurero, donde cada mañana iba a recoger diferentes objetos para venderlos y ganar algo para comprar comida. Sí, cada día es diferente- pensó ella- pero seré yo la única que no disfrute de esa condición. Para ella el basurero suponía su vida, y lo único que le iba a dar de comer. Cada mañana era igual y cada día también. Levantarse, no encontrar nada para desayunar, dar el pecho a uno de sus hijos, despertar al marido, muchos años mayor que ella e irse a trabajar. Si fuese por ella, seria diferente, pero, ¿que ocurría? Que era mujer, y como mujer en la sociedad o pequeña sociedad en la que vivía no podía hacer otra cosa que obedecer al hombre.
Se preguntaba si mas allá de los montones de basura que rodeaban su aldea había otra vida, en la que mujeres fuesen presidentas de un país, fuesen al colegio, pudiesen elegir a quien querer, incluso el color del vestido que quiere comprar. Gracias a que había aprendido a leer algunas palabras, a través de los periódicos leía cosas que le hacían pensar que si, que era posible, pero en cuanto levantaba la vista del papel y miraba a su alrededor caía de nuevo a la realidad, y volvía a admitir, como otras muchas veces que aquello era pura fantasía.
Pasaba el tiempo, sus hijos crecían, su marido se volvió a casar por tercera vez y ella, continuaba atrapada en aquella aldea rodeada de aires de tristeza. Entonces ya no pudo aguantar, y una noche en la que su marido había vuelto borracho y dormía pesadamente, llamó con voz bajita y caricias suaves a sus 4 hijos. Poco a poco fueron despertándose y escuchando lo que decía mamá, era una locura- pensaban- pero sin duda preferían morir a vivir así.
La mayor llevaba de la mano a sus hermanos gemelos, que intentaban no dormirse mientras andaban, y la madre al frente con el menor de sus hijos, una niña con rizos de color chocolate que dormía en sus brazos, junto a un periódico y una bolsa con algo de comida.
No tardaron mucho para salir de la aldea, pero si para alcanzar los limites de infernal basurero, pero con varias horas y muchos pasos cansados, pudieron conseguirlo.
A pesar del miedo que tenían, ya que alguien podía ir a buscarlos y devolverlos a la aldea, siguieron a delante. Y pasaron días de largas caminatas y noches de frío en los cuales debían dormir en el suelo, pero no desistían. Entonces comenzaron a ver a lo lejos coches. De todo tipo, rojos, blancos, grandes y otros no tanto, además de motos y autobuses. ¿Podía ser aquello real? No lo sabían pero debían seguir y comprobarlo. Se pararon al borde de la carretera y esperaron, un largo tiempo, que valió la pena. Alguien paró su coche frente a ellos, era una mujer. Desde luego debían estar soñando, ¿pero que sitio era aquel? Una mujer conduciendo, ella no se lo había esperado. Les habló despacio y con una voz dulce les decía que subiesen al coche, que les iba a ayudar. No era tan difícil entenderla, ya que hablaba prácticamente su mismo idioma, pero mas fluido.
De nuevo pasaba el tiempo, y vio que aquellos días habían sido diferentes, sus hijos seguían creciendo, todos estudiaban, ya no tenia un marido al que obedecer y al que aguantar sus días de borrachera, y ella ya no se sentía atrapada, era libre, y feliz. Aquel mundo, al menos su primera impresión, era maravilloso. Pero poco a poco descubrió que tampoco se podía cantar victoria, aun, ya que la mujer aun sufría, pero era fuerte y se enfrentaba. Ella lo había hecho. Hoy mírala, está allí, sentada en aquel banco del parque y ve como su hija pequeña, aquella de rizos de color chocolate lee su primera palabra sacada de un bonito relato, de los que aparecían en periódico local, y que cuando crezca un poco más le resultará familiar, tanto como si lo hubiese vivido.

1 comentario:

Balcerx dijo...

Malditas sociedades patriarcales.