miércoles, diciembre 09, 2009

Desvaríos de un trastornado (3)

Llevo años encerrado en este lúgubre lugar. Allá dónde miro siempre encuentro oscuridad. Quisiera salir de aquí pero mis extremidades ya no responden. Al principio la impotencia que sentía se apoderaba de mí, aunque he sabido llevarlo con el tiempo. A veces, oigo los pasos del que supongo que es mi guardián. Lo cierto es que nunca he visto su cara. Otras veces oigo los tristes sollozos de algunas personas desconsoladas. Son muchas las veces que he querido consolarlas pero no podían oír mi voz.

Saben cuando era pequeño tuve un trauma con esta clase lugares y es que mi abuelo acabó en uno de estos. Por eso siempre los he evitado a toda costa. Me aterrorizaban. Sin embargo aquí estoy. ¿Me pregunto si él se siente igual que yo ahora mismo? Últimamente pienso mucho, claro que tengo toda una eternidad para hacerlo.

Ayer vino mi esposa a verme, aunque yo no pude hacer más que imaginar su rostro y escuchar sus palabras. Me contó como iba todo. Me dijo que mis padres pasarían mañana a verme, que Miguel había crecido mucho, que era mi viva imagen de joven y que estaría orgullosísimo de él ahora mismo. Luego se puso a recordar viejos tiempos y lloramos juntos, aun que ella no podia oirme.

En ocasiones quisiera quedarme dormido para siempre y descansar en paz para no tener que pasar más estos trances, pero no puedo...no puedo dormir con esas lágrimas goteando encima de mí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya sabes lo que dicen: todo tiene solución menos la muerte. Y mientras sigamos vivos, merece la pena seguir luchando por lo que queremos.

-Toulouse.