lunes, septiembre 21, 2009

A partir de hoy iré con personas

- Padre, ayer noche tuve una crisis de fé.
- ¿Dejastes de creer en dios?
- No, en él nunca he creído. Dejé de creer en mi,
- Fuera de mi iglesia maldito ateo.

Después de salir a patadas de allí, fui a parar un bar bastante "sofisticado" y entablé otra conversación con el "barman" de detrás de la barra.

- ¿Has tenido alguna crisis de fé alguna vez?
- ¿Te refieres a creer en dios?
- No. Me refiero a creer en uno mismo, en perder la razón de tu existencia.
- Si, alguna vez. ¿Sabes cómo lo solucioné?
- ¿Cómo?
- Bebiendo y bebiendo.
(vaya, otro charlatán engaña bobos)

Aun que no le hice mucho caso al vendedor de copas, ya iba algo ebrio. Mi aliento apestaba a alcohol. Para variar, nadie quiso dejarme entrar en ningún local más. Lo cierto es que sin darme cuenta acabé en los suburbios y allí encontré a un hombre de mediana edad junto a un bidón encendido. Me acerqué a él para entablar otra conversación. Hoy estaba parlanchín, que se le iba a hacer.

- Buenas noches, buen hombre.
- Buenas noches, pero soy una mujer.

(Comenzabamos bien...)

- Disculpe, no quería ofenderla está usted...
- ¿Sucia? ¿Totalmente cubierta de ropas viejas?
- emm..si supongo. De verdad no quise ofenderla.
- No pasa nada joven. ¿Qué le trae por aquí? No tiene pinta de vivir en los suburbios.
- Pues quizá mi estado a hecho que me desorientara un poco y...
- Vamos que se ha perdido.
- No exactamente, creo que llevo perdido desde hace ya un tiempo.
- ¿A que se refiere?
- ¿Ha tenido alguna vez usted una crisis de fé?
- ¿Te refieres a creer en dios?

(¿Por qué todos dirán lo mismo?)

- No, ha perder el motivo de la existencia.
- Pues ciertamente si. Constantemente.
- ¿Por eso está usted aquí?
- No, yo siempre he estado aquí. Me gusta esta vida. Posiblemente sea de las únicas personas que le gusta.
- Bueno... ¿y cómo hace usted para recuperar el sentido de la vida?
- No hago nada. La vida no tiene ningún sentido se mire por donde se mire. La vida es vida. Sólo tiene sentido cuando una persona se lo da.
- ¿Y qué sentido debo darle?
- Si usted no lo sabe ¿Cómo quiere que lo sepa yo?
- No lo sé.
- Mire, yo no soy una experta en la materia. Yo siempre he vivido aquí, en la calle. Tiene cosas malas, posiblemente para muchos sólo sean malas, pero yo también encuentro cosas que valen la pena en mi pobreza. No le aconsejo a nadie ser y estar cómo yo, ni por asomo. Las miserias no son moco de pavo. Aún así encuentro motivos para vivir constantemente, porqué aun teniendo poco valoro lo que tengo. Usted posiblemente tenga muchas más cosas que yo y no las valore. Le he de decir, que me da un poco de asco por ello. Porqué hay gente en el mundo que tiene tan poco y otros tanto y que aún así, sean los que tienen poco los que disfruten de la vida. Quizá usted debería probar con las drogas, eso puede llenar su vacío. Yo sinceramente, no lo haría. Pero ya sabemos cómo son ustedes los ricos, totalmente epicúreos. Ahora bien, puede hacer lo que hago yo, disfrutar de lo poco que tengo. Y lo poco que tengo son amistades y no bienes materiales. Los bienes materiales suelo compartirlos con ellos, ya que no hay nada que me haga más feliz que ver que mis congéneres disfrutan con las mismas que disfruto yo. Cuantas noches habré pasado jugando una partida de cartas y un par de tetrabrics de vino. Esos momentos son los que realmente atesoro. Sé que no viene a cuenta todo lo que le he contado, pero atiéndame. Si quiere llenar su vacío comparta con el resto del mundo lo que tiene. No importa ni si quiera que sean bienes materiales, pueden ser hasta opiniones. La cuestión es compartir su vida. Hagalo y le garantizo que recuperará el sentido de la vida.
- ...Eso haré. Le podría invitar a usted y sus amigos a mi casa.
- No, yo no voy con ricos.
- Ni yo, a partir de hoy iré con personas.

No hay comentarios: