jueves, diciembre 23, 2010

Los libros son espejos: sólo se ve en ellos lo que uno ya lleva dentro

Mi sueño siempre fue ser un escritor frustrado. Lo de frustrado lo llevo en la sangre. Creo que he vivido toda mi vida así, frustrado por la cantidad de fracasos que llevo, en todos los aspectos. Sin embargo no sé si soy un escritor.

Escritor es quien escribe, o al menos, eso se supone. Yo escribo, pero a pesar de eso no me considera escritor. Quizá es porque los escritores tienen un estilo propio. Aunque hay gente que dice que yo tengo un estilo escribiendo. Por lo tanto, debo ser escritor. Pero entre ser y no ser, ya no sé lo que soy y si esto es ser un escritor frustrado debería estar feliz por haber cumplido mi sueño.

Realmente no fue mi sueño. Fue una premonición. Curiosa puesto que era algo que siempre les decía a todos mis ligues para hacerme el interesante y darme ese toque de misterio, de persona bohemia. "¿Cómo te ves en unos años" decían, "Pues...yo creo que acabaré siendo un escritor frustrado" contestaba yo y mientras ellas esbozaban una sonrisa de complicidad, yo sentía la satisfacción de saber que le gustaba.

Por aquel entonces no era una persona frustrada, al menos, no como ahora. Y tampoco era el escritor que soy ahora. Lo que si era es lector asiduo, cosa que continúo siendo, pero no con tanta asiduidad. Pero es justamente en un libro donde vi la imagen de ese escritor frustrado, en una de esa novelas que siempre leo.

Justamente ahora me viene a la memoria una frase de uno de esos libros. "Los libros son espejos: sólo se ve en ellos lo que uno ya lleva dentro". Igual siempre fui un escritor frustrado, sólo que nunca me había dado cuenta de que tenía esa faceta que con el tiempo me condenará al peor de nuestros amores: la soledad.

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