lunes, diciembre 13, 2010

Mediocridad

Últimamente me encuentro raro. Parece que me esté muriendo, o peor aun, que me esté convirtiendo en esa clase de persona que odio. Creo que lo que anoté en mi primer post, cuando anunciaba la creación de este blog, va relacionado con lo que digo.

Apuntaba que empezaba algo nuevo con incertidumbre, y especialmente con una idea en la cabeza: la del fracaso. En aquel momento, creí que el fracaso sería que nadie me leyera, o que lo que escribiera no gustara. Cuan equivocado estaba comparándome ahora.

El fracaso no era que nadie me leyera, si no que yo no lo hiciera, de la misma manera, que el fracaso no es que no gustara lo que escribiera, si no que me gustase a mí lo que escribiera. Aunque esto es solamente una consecuencia del verdadero meollo de la cuestión. Ese no es mi fracaso, sólo es el fruto de lo que he sembrado.

No he fracaso porque me guste o no me gusta lo que escribo, ni tampoco porque ya no me lea. El problema es mucho más profundo. El problema está en aquella frase que cito ahora textualmente "hoy empieza mi propia batalla contra la mediocridad de un mundo lleno de maravillas." El problema es que mi lucha ha acabado, y con ella mi espíritu transgresor. Sin saber cómo me he convertido en un mediocre. He asimilado la mediocridad, y no sólo la he asimilado, si no que la he hecho mía.

He pensado en cerrar el blog, pues cuando un guerrero ha sido vencido, seguir guerreando ya no sirve de nada. Aunque si algo nos enseña el ser derrotado es a aprender de la derrota.

Por eso quizá es por lo que continúo, porque a pesar de casi casi transformarme en el último hombre de Nietzsche, sigue habiendo en mi esa idea de lucha contra la mediocridad. A lo mejor, con un poco de suerte no está todo perdido, a lo mejor, incluso la crítica me ayuda a volver a apreciar las maravillas de este mundo.

No hay comentarios: