lunes, diciembre 27, 2010

Sara

Es curioso como la persona a la que va dedicada este post, será de las que no la lea. Su nombre está grabado en mi memoria, y cuando peor estoy su imagen siempre vuelve envuelta en uno de los tantos recuerdos felices que tuve con ella. Seguidamente recuerdo como fue nuestro final, y lo que vino después de éste. Todo muy típico de una película, todo muy típico de la vida.

Lo cierto es que de ignorarla pasé a amarla, de amarla a odiarla y de odiarla a considerarla mi amiga. Aunque siempre me engaño a mi mismo, no es mi amiga, es un muerto viviente. Es un recuerdo lo que me une a ella, es un recuerdo lo que me empuja a respetarla, a aceptar que ella ya no volverá nunca más a ser Sara.

Quizá eso es lo que más odio de este mundo, que Sara ya no volverá. Pero es que con Sara entré en la edad de oro de mi vida, y cuando ésta acabó, volví a la mediocridad. Mucho peor. No volví a la mediocridad, empezó mi decadencia, y dando un palo de ciego tras otro continúa mi decadencia. Y aún me queda la duda de un futuro mejor, porque a pesar de buscar, no encuentro, y cuando encuentro algo, no es ni más ni menos, que apariencia porque el interior sigue siendo tan mediocre como este mundo.


Ojalá todo empezara de nuevo...y lo nuevo me sorprendiera.

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